La Dirección de Proyectos es una disciplina científica que se
desarrolla y se sirve de varios estándares, marcos de referencia y
conocimientos diversos. Algunos estándares tan útiles como el PMBOK de PMI se
centran en desarrollar la parte práctica de la gestión del proyecto en sí.
Otros, como el modelo de competencias de IPMA, incluyen un aspecto fundamental
hoy en día en las organizaciones y que hace de la Dirección de Proyectos una
verdadera necesidad: las competencias necesarias para la gestión de las
personas o del factor humano en las organizaciones orientadas a proyectos.
Hoy en día es necesario hacer más con menos y para lograrlo
es importante contar con las personas involucradas en el proyecto. Desde la
responsabilidad, la ética y respetando la dignidad se puede pedir a los
involucrados en el proyecto, mayor compromiso y motivación en el proyecto. Para
ello es necesario conseguir liderar al grupo de proyecto, en lugar de mandar u
ordenar, de forma eficiente y eficaz, orientándole hacia los resultados y
manteniendo una actitud abierta y empática. El director del proyecto debe
poseer inteligencia emocional pues, como pudo comprobar el Dr. Daniel Goleman,
las personas con mejores habilidades directivas no eran las de mayor
coeficiente intelectual sino las que poseían un coeficiente intelectual medio –
alto y además un “algo” que les hacía capaces de manejar sus emociones y las
emociones de sus subordinados en pro de conseguir lo que se proponían desde el
respeto y la consideración. Una inteligencia social o grupal que llamó
inteligencia emocional.
No es cierto que el PMBOK no incluya este tema dentro de sus
páginas, puesto que en cada nueva edición añade alguna pincelada más sobre lo
que denomina habilidades interpersonales. Pero es el modelo de competencias de
IPMA el que más desarrolla estas habilidades que denomina competencias de
comportamiento, quince competencias entre las que se encuentran además de las
señaladas, habilidades tan importantes en estos tiempos como son el
autocontrol, la relajación o la asertividad.
Esta propuesta de gestión de las personas, junto a la
integración de las herramientas y buenas prácticas del concepto moderno de
calidad y la gestión de los riesgos hacen de la Dirección de Proyectos una
disciplina en auge que gana adeptos por momentos, siendo cada vez más conocida
e implantada en las organizaciones.
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